7 de febrero de 2015

El gran hotel Budapest

Wes Anderson es uno de esos directores cuyas películas destacan más por su continente que por su contenido. Uno de los pocos miembros de ese cine "cuasi-independiente" de Hollywood que todavía permanece al margen de los cánones establecidos. Eso tiene, como en todas las facetas, sus pros y sus contras. En el caso de la crítica la se ha grangeado una merecida fama como uno de los maestros de la creatividad y la estética contemporáneas. Otro cantar es el gran público, donde despierta tanto pasiones como odios, con un gama de creciente divergencia de opiniones, si bien es cierto que con sus últimos filmes ha conseguido encontrar más fácilmente el camino hacia la complicidad y la empatía de todo tipo de espectador. Por ello, "El gran hotel Budapest" es un ejemplo perfecto del mimo que Anderson pone a todos sus productos, siendo fiel a sí mismo por encima de buscar el aplauso o la palmadita de crítica y público. Desde el primer visionado te queda claro que no es una película para ganar seguidores, sino para captar un nuevo miembro para la gran familia que compone la filmografía del texano y, a su vez, un regalo para los que ya sabían lo que podía ofrecerles. Y es que desde su fantásticos carteles promocionales ya sabes que vas a asistir a una película diferente y estéticamente deliciosa.

Confieso que para mí esta era la primera película de Anderson que veía, aunque estaba al tanto de otras de sus obras más recientes. Acudí al cine a ciegas, tras haberme enamorado de la estética de su cartel y su genial tráiler, pero hacía tiempo que no acertaba tan de pleno a la hora de seleccionar en que entrada debía gastarme el dinero. Cabe añadir que todavía no había surgido la fiebre por la reciente nominación al Óscar que ha hecho que muchas salas que la denostaron en su momento la reestrenen ahora con total falta de lógica. Un ejemplo más de la hipocresía que rige el negocio cinematográfico en este país. Pero vamos a lo que nos ocupa que es a "criticar" el filme.

"El gran hotel Budapest" narra la historia de Gustave H. (Ralph Fiennes), un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras, entabla amistad con Zero Moustafa (Tony Revolori), un joven empleado al que convierte en su protegido. La historia gira en torno al robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable y sobre la batalla que enfrenta a los miembros de una familia por una inmensa fortuna. Como telón de fondo, los levantamientos que transformaron Europa durante la primera mitad del siglo XX representados en el imaginario país de Zubrowka, que en ocasiones recuerda, por estética y humor, a aquellas ciudades que inventaba el genio Ibáñez para sus "Mortadelos".


Como véis una historia simple y repleta de clichés, que sin embargo consigue una enorme frescura y ritmo gracias al buen hacer del director que con su estilo único convierte todo el metraje en una exhibición de exhuberancia formal y excentricidad, mezclando continuamente un tono serio para seguir el hilo del guión pero un gran sentido del humor  y una velocidad en la narrativa en personajes y situaciones, creando un gran universo que enlaza a todos los personajes entre sí y con el espectador. Hay un enorme paralelismo entre el ritmo y estética de "El gran hotel Budapest" y el estilo del cine francés (rápido, excéntrico, con personajes por encima de la trama...) pero con el gran añadido de que aquí si encontramos un leitmotiv que hace avanzar la cinta y se gana la atención del que la visiona. Personalmente me gusta comparar esta película con "Amélie" en lo formal, pero con mucho mejor tratamiento del guión y la narrativa y, sobre todo, con un estilo muchísimo mas diferenciado, quizás consecuencia del mimetismo del cine norteamericano actual, incluso en el panorama más indie.

La película tiene dos aspectos clave, más allá del resto de sus pequeñas pero grandes virtudes, que la hacen merecedora de las nominaciones y premios que ha recibido en el último año (entre ellos el Globo de Oro a la mejor comedia/musical): la estética y la manera de narrar. La historia se nos presenta a modo de un enorme flashback, o más bien como un presente que contiene un flashback en el que nos cuentan la historia de otro flashback que, a su vez, contiene más flashbacks en su interior. Una suerte de "Origen" en lo que a narrativa se trata, una adaptación formal del estilo que Nolan mostró en obras como "Memento", pero mucho mejor tratada. Pese al lío que parece ser todo este tratamiento, la realidad es bien distinta y ayuda al saber situarse en cada momento, ya que cada parte esta perfectamente diferenciada narrativa y estéticamente, ya que dentro del estilo general que comparten todos los actos en los que está dividido el filme, hay pequeños detalles que las separan y aportan personalidad al conjunto. Lo más destacable en este aspecto es el uso de diferentes formatos de imagen (4:3, 16:9...) para hacer saber en que época de la historia estamos, algo que pasa desapercibido pero que subliminalmente centra al espectador sin molestarle con continuos recordatorios directos de dónde y cuándo estamos situados. 

El segundo punto clave del filme es, como ya he mencionado, la estética. Como ya he dicho anteriormente es una película que te enamora solo con darle una rápida ojeada al teaser. Anderson y su equipo nos ofrecen una fotografía deliciosa de tonos a menudo cálidos que atraen al nuevo espectador y hacen que el antiguo se sienta como en casa. A esta propuesta colorista y llamativa se le añade una genial utilización del encuadre y unos movimientos de cámara que dejan con la boca abierta.

Sin embargo hay más detalles que ayudan a que la película sea una obra redonda. Todo el argumento gira en torno a una gran aventura coral atiborrada de personajes que van y vienen pero donde nada sobresale por encima de lo demás, sino que se funde en uno solo para crear una solidez. El más insólito disparate, el enredo y la aventura se dan la mano para crear un extraño, pero a la vez entrañable torrente de acontecimientos que maravilla al espectador y hace que el ritmo nunca decaiga y se haga lento. El filme tiene un puñado de personajes principales entre los que destacan un enorme Ralph Fiennes en el papel de Gustave (personaje para mí ya mítico para la historia del cine) y un sorprendente y perfecto Tony Revolori (Zero), que pese a ser debutante se come la pantalla y crea una química perfecta con el veterano actor inglés. El resto del reparto se conforma de cameos de mayor o menor duración o protagonismo (Adrien Brody, Owen Wilson, Bill Murray, Jude Law, Edward Norton, Willem Dafoe...) que completan el reparto coral en el que todos tienen su momento de lucimiento e hilaridad y ayudan a que la experiencia sea magnética y satisfactoria. Todos saben entrar perfectamente en el juego de Anderson y ofrecen al espectador una interpretación seria, de nivel de película dramática, haciendo funcionar mucho mejor el humor que el texano imprime a todo el metraje.
Cabe mencionar también la perfecta banda sonora de Alexandre Desplat, que funciona a la perfección
con todas las situaciones y que parece estar compuesta con el mismo estilo visual adaptado al medio auditivo. Mención especial a la canción principal y su genial estilo tirolés.

Al estar narrada en flashback es una película que tiende a la melancolía y la nostalgia, en la que coesxisten las luces y sombras de la vida real, convirtiéndola en un homenaje a la memoria y a la idea de que cualquier tiempo pasado, por malo que fuese en su contexto, siempre fue mejor. Llamativa y bella, con humor y un ritmo frenético, "El gran hotel Budapest" es la mejor representación del cine de Anderson que podemos encontrar; lo suficientemente extraña para llamar la atención y lo suficientemente convencional para maravillar y llegar al nivel de una obra maestra o, al menos, de entrar dentro de la categoría de "cine de culto". Aprovechad ahora que sus nominaciones y premios han hecho que las salas se den cuenta de su calidad para echarla un ojo y enamoraros visualmente del bueno de Wes Anderson y el fascinante Gran Hotel Budapest.

Lo mejor: La estética, la historia, el reparto, las interpretaciones, la banda sonora, el uso de los formatos... Una obra maestra.
Lo peor: Que seas una persona a la que no le guste el buen cine.

Puntuación:
Guión: 9,75
Interpretaciones: 9,75
Banda Sonora: 10
NOTA MEDIA: 9,8

Ficha Técnica:
Título original: The Grand Budapest Hotel
Año: 2014
Duración: 99 min.
Director: Wes Anderson
Reparto: Ralph Fiennes, Tony Revolori, Saoirse Ronan, Edward Norton, Jeff Goldblum, Jude Law, Willem Dafoe, F. Murray Abraham, Adrien Brody, Tilda Swinton, Harvey Keitel, Mathieu Amalric, Jason Schwartzman, Tom Wilkinson, Larry Pine, Bill Murray, Léa Seydoux, Owen Wilson, etc.
Música: Alexandre Desplat

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